El DRM sigue generando rechazo entre los bibliotecarios

Los bibliotecarios llaman a realizar acciones de protesta contra este sistema de gestión de derechos que limita el uso de los contenidos digitales.

La campaña Defective by Design.org (http://www.defectivebydesign.org/about) lanzada por The Free Software Foundation (FSF), vuelve a hacer un llamamiento para el próximo 4 de mayo a todos aquellos bibliotecarios, usuarios de bibliotecas y lectores que estén en contra del DRM (Digital Rights Management).

  

Hace aproximadamente tres años, un número significativo de bibliotecarios y usuarios se concentró a las puertas de la Biblioteca Pública de Boston para reclamar la suspensión del uso de este sistema. Su utilización en esta biblioteca comenzó a raíz del contrato contraído con la compañía distribuidora OverDrive, que lo utiliza en la mayoría de sus títulos.
 
Recientemente, y como consecuencia de la decisión tomada por la editorial HarperCollins de limitar a 26 el número máximo de préstamos de un libro digital (información sobre el tema aquí), las adhesiones a esta campaña han crecido de manera significativa. En el manifiesto oficial de derechos generado por esta iniciativa, Reader’s Hill ofRights, se incluyen reivindicaciones como las siguientes:
-       Los libros digitales deben estar en formato abierto. De esta manera, el lector podría no sólo leer el libro en su eReader, sino también en su ordenador.
-      Los libros digitales que un lector ha ido recopilando en su lector electrónico deben poder recuperarse mediante otro hardware en el supuesto de que el dispositivo original se estropee.
-      La información sobre el lector/usuario debe tener carácter privado; es decir: que “el cuándo” o “el qué” se lee no debe quedar registrado ni pasar a terceros para usos comerciales.
 
Son muchas las voces que están invitando a participar en este ‘Día Internacional contra el DRM’, bien añadiendo la firma en una lista de correo, bien contribuyendo en una wiki, bien con actos de protesta locales (por ejemplo, en bibliotecas que utilicen el sistema).
 
La polémica, en cualquier caso, está servida y tiene varios frentes. Así, mucha gente opina que las editoriales no deberían utilizar este sistema en el caso de los libros dirigidos a particulares pero sí mantenerlo en aquellos que se utilizan en las bibliotecas. La premisa en la que se apoya este punto de vista es la de que un usuario de biblioteca no es propietario del libro digital sino que lo toma prestado, no puede hacer con él lo que quiera, y esta razón justificaría restricciones de algún tipo.

© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010