Proyecto de ley pionero en California para proteger la privacidad de la lectura digital

La lectura anónima es uno de los principios fundamentales que generaciones de bibliotecarios se han ocupado de proteger y que parece estar en peligro ante el progresivo avance de los libros digitales de préstamo en las bibliotecas públicas. Ahora el Estado de California ha puesto en marcha el Acta sobre la Privacidad de la lectura 2011, que está haciendo su camino hacia el Senado.

La lectura anónima es uno de los principios fundamentales que generaciones de bibliotecarios se han ocupado de proteger y que hay quien opina que podría estar en peligro ante el progresivo avance de los libros digitales de préstamo en las bibliotecas públicas.
 
Esta preocupación se refleja ampliamente en el artículo publicado en Library Journal en el que Michael Kelley reseña las últimas reacciones que se han producido en el sector bibliotecario tras el anuncio de que antes antes de fin de año Amazon permitirá a unas 11.000 bibliotecas de los EE.UU., en colaboración con la empresa OverDrive, prestar libros digitales a usuarios de Kindle o de lectores con aplicaciones compatibles (como la app de Kindle para iPad). Véase Lectura Lab.
 
 
En el contexto bibliotecario norteamericano la privacidad de la lectura es un derecho recogido incluso por el Código de Ética y las normas de la American Library Association (ALA). 
 
En los EE.UU. cuarenta y ocho Estados cuentan con legislación que protege la información contenida en los registros de las bibliotecas públicas. Pero lo cierto es que habría sido muy difícil prever la aparición del libro digital y, especialmente, la cantidad de información que las empresas comerciales serían capaces de obtener de los lectores. 
 
Ahora, el Estado de California, que según afirma Kelley a menudo es fuente de inspiración para la legislación federal, ha puesto en marcha el Ley sobre la Privacidad de la lectura 2011, que está haciendo su camino hacia el Senado estatal.
 
Cindy Cohn, directora de la Electronic Frontier Foundation (EFF), que está promoviendo la defensa de los derechos de la lectura digital, junto con las organizaciones de California de la Unión Americana de Libertades Civiles, declaró que la recopilación de información que pueden hacer proveedores de contenidos digitales como Amazon o Google es “muy intrusiva”. Recordó que la lectura digital permite a los proveedores almacenar permanentemente datos sobre cuánto tiempo se detiene el lector en una página o sobre las notas marginales además de conocer qué libros ha solicitado en préstamo, durante cuánto tiempo, cuáles ha comprado, etcétera. La cuestión es prevenir sobre el uso que podría hacerse con toda esa información.
 
Cohn dice que el Acta de Privacidad de la Lectura deberá establecer normas claras tanto para las empresas como para las autoridades en cuanto al acceso de los registros de los lectores. Cohn pretende conseguir garantías legales para que por ahora los californianos “se sientan seguros” con los libros digitales sin preocuparse de que su información personal quede desprotegida.
 

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