Australia define las prioridades para las bibliotecas escolares del siglo XXI

El gobierno de Australia ha elaborado un extenso informe sobre la situación de los bibliotecarios y las bibliotecas escolares como parte de la reforma educativa encarada por esa Commonwealth que incluye dos grandes objetivos para el siglo XXI denominados Building the Education Revolution (BER) [Revolución educacional] y Digital Education Revolution (DER) [Revolución digital]. La lista de recomendaciones elaboradas por el comité que tuvo a su cargo el estudio plantea once recomendaciones relacionadas con la alfabetización digital y también se refiere a las acciones que deberían adoptarse para que el potencial de las bibliotecas escolares y bibliotecarios contribuya a la mejora de la educación y de la comunidad.

El gobierno de Australia ha elaborado un extenso informe sobre la situación de los bibliotecarios y las bibliotecas escolares como parte de la reforma educativa encarada por esa  Commonwealth que incluye dos grandes objetivos para el siglo XXI denominados Building the Education Revolution (BER) [Revolución educacional] y Digital Education Revolution (DER) [Revolución digital].
 
La lista de recomendaciones elaboradas por el comité que tuvo a su cargo el estudio plantea once recomendaciones relacionadas con la alfabetización digital y también se refiere a las acciones que deberían adoptarse para que el potencial de las bibliotecas escolares y bibliotecarios contribuya a la mejora de la educación y de la comunidad.
 
La reforma, que empezó a gestarse en noviembre de 2008 merced a acuerdos que permitieron la flexibilización del uso de los recursos presupuestarios en la Commonwealth australiana, también se apoya en el Acuerdo Nacional de Educación que, entre otros importantes puntos, está orientado a que todos los estudiantes australianos adquieran la formación y las habilidades para participar eficazmente en la sociedad y en trabajo en una economía globalizada.
 
Paralelamente, en diciembre de 2008 se firmó la Declaración de Melbourne para los objetivos de la educación de los jóvenes australianos que fija el rumbo de la escuela en Australia con una perspectiva de diez años.
 
De modo que esta investigación para definir el modelo de biblioteca pública y de profesionales bibliotecarios para el siglo XXI es complementaria de los planes de acción para poner en marcha la primera etapa de la reforma educativa, programada entre 2009 y 2012, que también incluye la implementación del curriculum australiano.
 
Por otra parte, el estudio también hace hincapié en que en todo el mundo las bibliotecas escolares están sometidas a los cambios impulsados por la evolución tecnológica a la par que los estudiantes acceden cada vez más a la información a través de internet y de los dispositivos electrónicos.
 
Esta herramienta publicada por el gobierno australiano está disponible on line, en un documento en inglés de ciento ochenta páginas organizado en preliminares, seis capítulos y cuatro apéndices.
 

 

Cabe señalar que la lista de recomendaciones elaboradas por el comité que tuvo a su cargo el estudio se refiere a las acciones que deberían adoptarse para que el potencial de las bibliotecas escolares y bibliotecarios contribuya a la mejora de la educación y de la comunidad. También indica la conveniencia de que el nuevo plan de estudios incluya áreas de capacitación para maestros bibliotecarios.
 
Igualmente considera un apartado referido a la necesidad de que el Gobierno, a través del Ministerio de Educación, discuta maneras de intensificar la cooperación a todos los niveles para apoyar a las bibliotecas escolares y a los maestros bibliotecarios.
 
Al parecer es una constante universal (con las debidas excepciones) la desatención a la que están sometidas las bibliotecas escolares, como surge de numerosos estudios realizados en España y en los países de la Unión Europea. En el caso de Australia, por ejemplo, un estudio realizado en 2008 con la colaboración de varias instituciones universitarias y organizaciones de bibliotecarios detectó que el 29 por ciento de las escuelas en general y el 54 por ciento de las escuelas públicas cuenta con presupuestos de menos de 5.000 dólares anuales para mantenimiento, material de lectura y equipamiento electrónico y, además, recibían recursos presupuestarios que estaban por debajo de los de 1975.
 
Igualmente, hay similitudes sobre la percepción social del trabajo de los bibliotecarios, ya que en Australia muchos de ellos sienten que constantemente tienen que demostrar la importancia de la biblioteca escolar tanto a sus superiores como a la comunidad si quieren obtener recursos.
 
La investigación australiana ha demostrado una clara correlación entre una buena biblioteca escolar y un buen maestro bibliotecario y el rendimiento de los estudiantes, vínculo que según los profesionales no siempre se aprecia, ni se admite ni se aprovecha.
 
En el estudio aparecen identificados los principales problemas de las bibliotecas escolares y del personal bibliotecario y es interesante señalar el paralelismo de las situaciones descritas con los estudios realizados en España sobre el mismo tema por ejemplo aquellos en los que ha intervenido la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
 
El primero de ellos, realizado en 2004-2005 con la colaboración del Ministerio de Educación, fue Las bibliotecas escolares en España, análisis y recomendaciones, dirigido por Álvaro Marchesi e Inés Miret, al que siguió en 2010 Bibliotecas Escolares “entre comillas”. Estudio de casos: buenas prácticas en la integración de la biblioteca en los centros educativos (2010).
 
Actualmente la Fundación trabaja en la elaboración de una investigación titulada ¿Bibliotecas escolares? pensada como herramienta de autoevaluación y que estará disponible próximamente.
 

 

 


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