Un buen contenido es lo que hace que una aplicación funcione, no solo la tecnología

Chris Stevens, co-creador de la aplicación Alice para iPad, y director ejecutivo de Atomic Antelope, explica en una entrevista concedida a la revista digital canadiense Toronto Review of Books, cómo surgió la idea de crear una aplicación como ésta y cuáles han sido las claves para conseguir tanto éxito. Se incluyen además su opinión sobre las nuevas creaciones y sobre el planteamiento que sigue el mundo editorial ante el desarrollo de estos productos.

Chris Stevens, co-creador de la aplicación Alice para iPad y director ejecutivo de Atomic Antelope, explica en una entrevista concedida a la revista on-line canadiense Toronto Review of Books, cómo surgió la idea de crear una aplicación como ésta y cuáles han sido las claves para conseguir tanto éxito. También ofrece su opinión sobre las nuevas creaciones y sobre el planteamiento que sigue el mundo editorial ante el desarrollo de estos productos.

Alice para iPad supuso toda una revolución en el mundo editorial tras su lanzamiento en 2010. Esta aplicación generó toda una serie de controversias en los círculos literarios. The New York Times declaró no estar conforme con esa nueva forma de contar historias al considerar que suponía la extinción del lector minucioso y un mecanismo reductor de la capacidad de atención y que fomenta el empobrecimiento del compromiso silencioso con la lectura.

Actualmente, Alice está instada en más de quinientos mil iPads. En el momento de su aparición muchos editores pensaron que en ella estaban las claves que determinarían el futuro del sector. Pero en opinión de Chris Stevens, no es simplemente la tecnología sino los contenidos lo que hacen que una aplicación funcione.

 

 

Todo empezó cuando él y un amigo perdieron sus trabajos y decidieron formar un equipo en el que uno se encargaría del diseño y el otro de la programación. En un principio lanzaron algunas aplicaciones que no tuvieron apenas relevancia. Stevens, que siempre se interesó por la física simulada, aplicó sus conocimientos en las ilustraciones originales de Sir John Tenniel del libro de Lewis Carroll Alicia en el país de las Maravillas. El resultado fue algo parecido a un libro pop-up digital que en un principio estaba libre de copyright.

Cuando se le pregunta sobre la situación actual de las aplicaciones en el mundo editorial, Stevens considera que en la actualidad no hay muchos productos de gran calidad en el mercado. En su opinión, el problema radica en que su desarrollo no lo están llevando a cabo profesionales. En la mayor parte de los casos se le da rienda suelta a un programador para que diseñe un libro. Editoriales como Random House subcontratan el diseño de títulos de gran valor a programadores, no a diseñadores. Si a eso se le suman las prisas y la falta de atención y cuidado, la producción de libros digitales, en palabras de Stevens, resulta desconcertante. Aun así le parecen interesantes productos como McSweeney, Nursery Rimes with Storytime de ustwo o la última creación de esta empresa de Reino Unido, Papercut.

Tras el lanzamiento de Alice, estos creadores produjeron otra aplicación; Alice in New York. Para su diseño tomaron las ilustraciones de Alicia a través del espejo y localizaron a su protagonista en la gran manzana. Stevens también se lanzó a escribir dos libros de no ficción. El último es Appillionaires, en el que recoge las biografías de empresas pequeñas que han ganado millones de dólares en la App Store con sus aplicaciones, entre ellos los creadores de Angry Birds.
 


© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010