El estudio se ha presentado bajo el título Moving English Forward y fue realizado por Sir Michael Wilshaw, y en él se pone de relieve el fracaso de muchas escuelas en su intento por fomentar la lectura por placer; una de las razones, según denuncia el informe, es que la variedad de los libros que se leen en clase es muy limitada y la oferta de lecturas carece de imaginación. También deja caer que muchos docentes tienen una compresión de la literatura muy limitada.
El informe añade que en muchas escuelas no existe una política coherente sobre la lectura en general. “Las escuelas ponen en marcha muchos programas para ayudar en la lectura a aquellos lectores que tienen problemas –afirma–, pero no tienen una concepción global de qué es lo que hace de alguien un buen lector"
Tricia Adams, directora de la SLA, ha dicho que una de las principales conclusiones que se obtienen del estudio es que muy pocas escuelas reflexionan sobre el amor a la lectura. “¿Seguro que un indicador para fomentar el amor a la lectura en la escuela es una biblioteca buena con un personal cualificado?” –remarca.
Las bibliotecas públicas también cuentan con un papel crucial para introducir a los niños en el mundo de la lectura, ha opinado Miranda McKearny, directora de The Reading Agency. “Nos gustaría ver que la biblioteca participa en los planes de mejora de todos los colegios –ha declarado–, y que los directores apoyan este trabajo conjunto y propician que todos los niños y niñas sean miembros de la biblioteca local”.