El documental Un cuento a varias voces, realizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), recoge el espíritu, el alcance y la dimensión del programa Salas de Lectura, una acción puesta en marcha en México hace más de quince años. Muestra algunas experiencias de salas de lectura, un trabajo con todas las edades en el que la lectura y la vida van de la mano.
Es un cortometraje realizado bajo la dirección de Paulina del Paso, del Centro de Capacitación Cinematográfica, y en él aparece la lectura como uno de los principales derechos del ser humano. Según palabras de Socorro Venegas, directora general adjunta de Fomento de la Lectura y el Libro, “a través de este documental se da cuenta de la enorme generosidad de muchos mexicanos, así como de la entrega diaria de los promotores, quienes invierten su tiempo en mejorar la calidad de vida de sus comunidades.”
El vídeo recorre la geografía mexicana a través de los espacios de lectura en ciudades como Sinaloa, Oaxaca, Morelos, Sonora, Michoacán, Baja California, Campeche e Hidalgo. Son espacios diversos y personalizados en sitios como una casa, una vieja estación de ferrocarril, un centro cultural, un centro de readaptación y hasta un cementerio. También retrata un paisaje humano rico y variado en el que mediadores jóvenes, adultos y mayores hacen posible la presencia de lecturas en comunidades empobrecidas. En ellas el libro es una puerta, una posibilidad de elevar expectativas, y un refuerzo de la autoestima de muchos niños, adolescentes y adultos que encuentran en estas salas una oportunidad de encuentro con las letras y con los otros, como los define Laura Emilia Pacheco, directora general de Publicaciones del Conaculta, cuando afirma: "Ustedes cambian vidas, no tengan duda".
Salas de Lectura es un programa de promoción de la lectura en cuya base está la sociedad civil, a través del cual personas de todas las edades, condiciones y rincones del país encuentran espacios gratuitos en los que se les ofrecen libros y otros materiales en ambientes íntimos. Allí, además, tienen la oportunidad de hablar y debatir en torno a tertulias que refuerzan los vínculos con la comunidad. Las salas de lectura son, en palabras de la antropóloga Lucina Giménez, “espacios de proximidad, un movimiento ciudadano en favor de la lectura, voluntarios al servicio de una causa pública”.
En una reciente presentación de este corto, Laura Emilia Pacheco comentó: "Jorge Luis Borges decía que un regalo existe en ambos sentidos y que el que da nunca se priva de lo que da, y a través de este trabajo audiovisual, comprobamos que esto es una constante en la promoción de la lectura en México".
Los mediadores de lectura son el corazón de esta iniciativa que en sus dieciséis años de trabajo ha acercado 656.500 libros a los lugares más recónditos del país y a las comunidades más desfavorecidas. Ellos, con su trabajo voluntario, comparten la lectura con otros; adaptan sus espacios cotidianos a los miembros de la comunidad que acuden a sus salas de lectura. Y no se limitan a prestar libros sino que narran, dinamizan lecturas y tertulias en torno a ellas. Cuentan con el apoyo de Conaculta, que tras un período inicial de formación dota a cada nueva sala con un lote inicial de cien volúmenes.
"A muchos jóvenes les da pena leer con nosotros, pero con esfuerzo estamos cambiando eso. Esperemos que nunca se hagan realidad los bomberos de la novela Farenheit 451, de Ray Bradbury", afirma David Monay, promotor de la lectura en Baja California. "Porque en el mundo contemporáneo no se necesita de cerillos para quemar libros, basta con que la gente no lea para hacerlo realidad", añade.