La marca del eReader todavía condiciona la plataforma de los contenidos

Cuando una persona decide comprar un dispositivo electrónico de lectura es posible que se centre en la marca, el precio, el conjunto de sus características e incluso en las recomendaciones de amigos y familiares. Lo que es muy probable que no se tenga tan presente es que esa compra puede crear un vínculo con una tienda distribuidora de eBooks que quizá nunca pueda romper.

Cuando una persona decide comprar un dispositivo electrónico de lectura es posible que se centre en la marca, el precio, el conjunto de sus características e incluso en las recomendaciones de amigos y familiares. Lo que es muy probable que no se tenga tan presente es que esa compra puede crear un vínculo con una tienda distribuidora de eBooks que quizá nunca pueda romper.

Joe Wikert, en un artículo publicado en la sección TOC del blog O´Reilly Radar, analiza esta situación a partir de una reflexión realizada por Joe Arico, en el que el periodista explica cómo una persona que decide comprar un eReader o una tableta también está comprometiéndose con una tienda en línea que suministra eBooks u otros contenidos digitales.

 

 

Uno de los supuestos que lanza Joe Wikert es qué pasaría en el que caso de que Apple decidiese que ya está cansado de que los clientes de Amazon compren eBooks fuera de iOS pero que los lean en dispositivos con este software. O que, por ejemplo, continúa el escritor, que Amazon tenga un rifirrafe con Google y que desapareciese la aplicación Kindle de todos los dispositivos Android.

El periodista decide ir más allá y especula sobre qué pasaría si Barnes & Noble presentase una tableta nueva con todo un surtido de características increíbles que no se pudiesen encontrar en ningún otro dispositivo. O incluso, podría darse el caso, añade Wikert, de que una persona haya estado durante cinco años construyendo su librería Kindle, pero el dispositivo de B&N no fuese compatible con la aplicación Kindle. Por lo que, a menos de que esa persona estuviese dispuesta a dejar su biblioteca, no compraría ni disfrutaría de la nueva tableta de B&N, sentencia Wikert.

Este tipo de cuestiones no parecen estar en la mente de muchas personas hoy por hoy, comenta en su artículo, pero cada libro que se compra dificulta que un cliente vaya a cambiar de plataforma en un futuro, o como explica Joe Arico, “un cliente que compre un eReader está pagando por la admisión a una tienda que es posible que nunca abandone”.
 


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