Las bibliotecas necesitan identificar usos innovadores para las redes sociales

Aunque las bibliotecas están en las redes sociales, el uso que se hace de Facebook, Twitter y otras, muy pocas veces es innovador, opina Jeff Eastman, bibliotecario en la Universidad de Southern Maine. Desde su punto de vista, las bibliotecas utilizan las redes sociales principalmente con propósitos de marketing, y así lo corroboran los datos de una encuesta realizada entre los bibliotecarios estadounidenses en 2011.

Aunque las bibliotecas están en las redes sociales, el uso que se hace de Facebook, Twitter y otras, muy pocas veces es innovador, opina Jeff Eastman, bibliotecario en la Universidad de Southern Maine. Desde su punto de vista, las bibliotecas utilizan las redes sociales principalmente con propósitos de marketing, y así lo corroboran los datos de una encuesta realizada entre los bibliotecarios estadounidenses en 2011.
 
Según los datos de esta encuesta (cuyos resultados pueden descargarse en pdf), los principales usos que se dan a las redes sociales están relacionados con ofrecer información a los usuarios —promover los servicios bibliotecarios (casi el total de las bibliotecas encuestadas), enviar informaciones rápidas (75,3 por ciento), programas de marketing específicos para adultos (72,1 por ciento) o para jóvenes y niños (62,2 por ciento), emitir comunicados de prensa (39,5 por ciento), llegar a usuarios potenciales (54,4 por ciento) o enviar información a los amigos de la biblioteca (28,8 por ciento)—, mientras que en los últimos puestos se encuentran usos más participativos, como realizar encuestas (27,7 por ciento de las respuestas) o grupos de discusión sobre libros (26,5 por ciento).
 
 
 
 
Brian Matthews, en su blog The Ubiquitous Librarian, señala que las bibliotecas hablan sobre por qué usan las redes sociales, cuando realmente deberían estar preguntándose qué hacen en ellas. Matthews se cuestiona qué sucedería si se eliminaran todas las cuentas que las bibliotecas mantienen en las redes sociales, ¿qué impacto tendría en nuestro trabajo? Desde su punto de vista, no son esenciales. Este bibliotecario universitario señala también la ausencia de conversación con los usuarios, pues las redes sociales se están utilizando como tablones de anuncios.
 
En España es difícil conocer con certeza el uso que están haciendo las bibliotecas de las redes sociales, pues no hay datos que puedan evidenciar la realidad. Si no de porcentajes, en cambio es posible hablar de casos concretos que muestran una u otra forma de hacer. Recientemente Catuxa Seoane, durante el VI Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas recomendaba cuidar a los usuarios como se cuida una relación: felicitarles por su cumpleaños, hacerles sonreír, etcétera. Y son los propios seguidores en Facebook de la Biblioteca Nacional quienes deciden cuáles serán los próximos libros interactivos en publicarse. La Biblioteca Pública de Seattle, en los EE.UU., les pregunta directamente qué libros les gustan, y obtiene respuestas, aunque quizás no tantas como cabría esperar por su alto número de seguidores.
 
Sea como sea, lo que varias fuentes constatan es que el mayor número de participaciones en Facebook se da en forma de “me gusta”, pues es la forma de interacción más sencilla. Menos frecuentes son los comentarios y compartir las publicaciones. Y es que la innovación no se relaciona solo con la creatividad, sino también con el éxito, y la medida del éxito en las redes sociales es la participación.
 
La experiencia acumulada en las redes sociales que mantienen los diferentes centros de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez demuestra que los datos de participación en los medios sociales es claramente mayor en las actividades que se dinamizan de forma activa y cuando existe un contacto personal previo.
Pero, ¿de dónde provienen esas interacciones? ¿De usuarios o de otros bibliotecarios, de otras bibliotecas? Las bibliotecas españolas han logrado crear una amplia red de bibliotecarios relacionados entre sí, lo que sin duda contribuye al intercambio profesional. Pero, ¿a quién están enfocadas esas publicaciones? ¿A los usuarios o a otros profesionales?
 
Una encuesta llevada a cabo entre los bibliotecarios de universidades en Canadá partía como premisa de la necesidad de identificar buenas prácticas que puedan ser aplicadas en el desarrollo de nuevos servicios en este tipo de bibliotecas. Preguntémonos en adelante “cómo”, busquemos ejemplos de buenas prácticas y compartámoslos.

  


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