El desplazamiento de la industria editorial al territorio digital está dando origen a nuevos modelos de contratación entre editores y autores. Deanna Utroske, redactora de Digital Book World, se pregunta en qué condiciones se han de producir estos ajustes y se cuestiona si afectan solo al tema de las regalías. Así, en un artículo en DWB identifica y comenta los seis aspectos fundamentales que entran en juego en la negociación del contrato de un libro electrónico.
1. Duración: La tecnología digital se mueve con rapidez, así la distribución de contenidos y la adaptación a las nuevas oportunidades deben ser también rápidas. A la luz del nuevo contexto habrá que establecer:
2. Ámbito: Los editores independientes de eBook raramente tienen recursos para traducir sus publicaciones pero pueden regular los derechos mundiales de distribución en la lengua de edición. En cuanto a los autores, pueden optar por limitar el territorio de distribución de su obra en determinadas áreas o mercados regionales.
3. Consentimiento: La evolución de las plataformas digitales y de los programas de producción requieren decisiones ágiles e inteligentes. A través de un contrato de libro electrónico el editor marca los criterios respecto al uso de sus contenidos, en su totalidad o en parte, de la forma de uso, y en relación con el diseño, la cubierta o título, por ejemplo.
4. E-funcionalidad: Cada dispositivo de lectura electrónico tiene unos rasgos y funcionalidades diferentes. Ante la variedad de formatos presentes y la movilidad de estos en el futuro, los editores suelen preferir formular los derechos de sus obras al respecto en términos generales de esta manera: "Características de funcionalidad disponibles para cualquier sistema de distribución aplicable electrónico o dispositivo digital u otro conocido o creado en el futuro".
5. Medio: El libro electrónico, la evolución de los nuevos medios y las nuevas vías de intercambio y distribución de contenidos son elementos cambiantes y sujetos a intensos y continuos debates. Por ello deben definirse cuidadosamente en los nuevos contratos los formatos, características, mejoras y modificaciones que puede tomar un libro electrónico. Utroske destaca al respecto que son de particular importancia las adaptaciones y aplicaciones que puedan ser desarrolladas a partir de la obra original. Como ejemplo se pregunta si “¿Puede un editor que adquiere los derechos de un libro de viajes electrónico desarrollar también una aplicación de ese contenido, añadiendo por ejemplo el vídeo y el sitio específico de la información histórica, el que los usuarios puedan construir un perfil, subir fotos y su experiencia personal de un viaje?”
6. Regalías: Tradicionalmente los grandes editores vienen otorgando una participación del autor en los ingresos por la venta de su obra que los nuevos editores independientes de libros electrónicos como The Atavist, Open Road Media Open Road Media and OR Books, creen que hay que revisar sustancialmente al alza. Los royalties de libros electrónicos van desde cero al cien por ciento, dependiendo de la publicación y canal de distribución elegidos por los autores. Los sellos grandes actualmente pagan al autor entre el veinticindo y el cuarenta por ciento del beneficio de las ventas, mientras que si un autor opta por la autoedición puede alcanzar el setenta por ciento. Los editores independientes es probable que se muevan, estima Deanna Utroske, en torno al cincuenta por ciento.
Las consideraciones expuestas por Deanna Utroske en el artículo comentado se basan en un simulacro de negociación entre editores y autores llevado a cabo en la última reunión de la Arts and Sports Law section of the NY State Bar Association.