Las librerías no pueden permanecer obstinadamente en el siglo XX

La editorial independiente Caffeine Nights Publishing reflexiona acerca del futuro de las librerías y sobre la relación que estas deben tener con los lectores y con la comunidad en la que se inscriben. A la luz de la experiencia de la poderosa cadena Waterstones, que no atraviesa buenos momentos, se pone en cuestión la vigencia de un modelo de gestión de la librería que no ha sabido conectar con el público.

La editorial independiente Caffeine Nights Publishing reflexiona acerca del futuro de las librerías y sobre la relación que estas deben tener con los lectores y con la comunidad en la que se inscriben. A la luz de la experiencia de la poderosa cadena Waterstones, que no atraviesa buenos momentos, se pone en cuestión la vigencia de un modelo de gestión de la librería que no ha sabido conectar con el público.

El análisis que se hace desde Caffeine Nights Publishing, publicado en el blog Futurebook, pone primeramente en cuestión las manifestaciones que hablan de la pujanza de la edición bajo el impulso de lo digital, considerando que lo único que ha reforzado la tecnología es el desarrollo del libro electrónico y las compras en línea. Así en la nota se da cuenta de la perplejidad de muchos agentes del sector librero ante la aparente paradoja desatada y que se preguntan que "si la edición está floreciendo, ¿por qué están en apuros las librerías?”.

Después el artículo echa mano del modelo de ventas de la cadena de librerías Waterstones, propiedad de Alexander Mamut, y actualmente dirigida por James Daunt, fundador de la cadena de librerías Daunt Books. El modo de obrar de esta cadena sirve al analista para cuestionar el compromiso de estos establecimientos con sus clientes, de la implicación de las librerías con la comunidad, de cómo incorporan a los autores locales e integran al público. A tenor de lo expuesto en la nota, la respuesta a estos interrogantes arroja un saldo negativo y la denuncia de que las librerías no han sabido vender su experiencia a la gente, ni hacer partícipe de ella a los potenciales clientes.

Se ponen en cuestión también las estrategias de James Daunt en Waterstones y se afirma que en esta cadena, “desde los gerentes de las tiendas a los empleados se preguntan qué va a pasar tras esta disminución de visitas y la obstinada permanencia del stock en los estantes”. Según se desprende de los comentarios vertidos en el post, el futuro de esta cadena de librerías no es muy halagüeño, y se considera que la otrora pujanza que le permitió hacerse con sus rivales puede ahora volvérsele en contra. De ahí que se considere que eliminar a la competencia es un error, que ésta es saludable y que la venta presencial al por menor  la necesita como estímulo de crecimiento. Finalmente, el artículo dice que “Waterstones tiene que restablecer el diálogo con su comunidad, sus clientes y sus proveedores para sobrevivir y que bajo su dirección actual parece que esto no va a suceder.”

Los responsables de Caffeine Nights Publishing estiman que Waterstones, al excluir a los autores locales y los editores independientes, ha forzado a estos a explorar nuevos caminos y formas alternativas de vender sus libros; así, prosigue la nota, los editores independientes abren y optan por la venta directa a los clientes.

Los responsables de Waterstones durante mucho tiempo no han estado dispuestos a aceptar otra cosa que el gran cártel de las cinco editoriales que dominan la industria, se denuncia en el artículo, y como consecuencia “los editores independientes han tenido que adaptarse para sobrevivir y lo que no mata sólo nos hace más fuertes”. Caffeine Nights Publishing manifiesta que como editorial independiente quiere que las cosas cambien y le gustaría trabajar con Waterstones. Pero no es menos cierto, concluye, que “las librerías no pueden permanecer obstinadamente en el siglo XX”.

 


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