Sobre la experiencia del trabajo directo de las bibliotecas con los editores

Rochelle Logan, director asociado de los servicios de apoyo a las Bibliotecas del Condado de Douglas de Colorado (DCL), revalida la apuesta por trabajar directamente con los editores a la luz de la experiencia de este grupo de bibliotecas americanas. Logan defiende que el establecimiento de relaciones y la colaboración entre editores y bibliotecarios es el mejor enfoque para avanzar en buena dirección y obtener significativas ventajas en la construcción de los servicios bibliotecarios del presente y del futuro.

Rochelle Logan, director asociado de los servicios de apoyo a las Bibliotecas del Condado de Douglas de Colorado (DCL), revalida la apuesta por trabajar directamente con los editores a la luz de la experiencia de este grupo de bibliotecas americanas. Logan defiende que el establecimiento de relaciones y la colaboración entre editores y bibliotecarios es el mejor enfoque para avanzar en buena dirección y obtener significativas ventajas en la construcción de los servicios bibliotecarios del presente y del futuro.

La primera consideración que Logan hace en su reflexión publicada en American Libraries, el blog de la ALA, es que “no todos los editores son iguales”, y que las restricciones que ciertas grandes editoriales han puesto al uso de sus publicaciones en las bibliotecas no justifica la descalificación de todo el sector.

 

Frente a esta actitud, insiste Logan, muchos otros editores se han mostrado siempre dispuestos a trabajar con las bibliotecas y valoran el papel que éstas desarrollan en aras de la promoción de la cultura y del libro.

Experiencias como la colaboración emprendida por las Bibliotecas del Condado de Douglas (DCL), ponen de manifiesto que el diálogo es una herramienta primordial, defiende Logan. Estas bibliotecas en su día entraron en contacto directo con los editores con objeto de comprar sus libros electrónicos para subirlos a su Adobe Content Server. Hablar les brindó, destaca Logan, la oportunidad de escuchar los puntos de vista de los editores y de lograr una mejor comprensión de las fuerzas que se mueven en el entorno digital.

Más adelante, Rochelle Logan desgrana una serie de consideraciones que él denomina lecciones aprendidas de esta experiencia de colaboración y que formula ilustrando con detalles del proceso:

Las bibliotecas que quieran proporcionar más contenidos electrónicos a sus usuarios “deben tratar de caminar en los zapatos de nuestros socios editores”, recomienda el analista. Esto se traduce, recapitula Logan, en procurar una mejor comprensión de sus procesos y objetivos, conocer lo que es importante para la otra parte y saber comunicar de forma eficaz a su vez las metas de la biblioteca. Todo ello, considera Logan, ayudará tanto a las bibliotecas como a las editoriales, a cumplir mejor su misión.

Rochelle Logan concluye que la experiencia de la Bibliotecas del Condado de Douglas (DCL) ha sido satisfactoria y afirma finalmente que “nos gusta trabajar con los editores que están dispuestos a probar cosas nuevas y aprender del proceso. El futuro parece brillante.”
 


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