El modelo de negocio de muchas empresas de reciente creación relacionadas con la lectura electrónica no pasa por los lectores en tinta electrónica, sino que se acerca cada vez más a las tabletas y los teléfonos inteligentes. Por tanto, es probable que los editores tengan que ir más allá del libro electrónico y que deban desarrollar sus propias aplicaciones con estos dispositivos en mente. Estas ideas surgen de una encuesta realizada por Futurebook según la cual más del noventa por ciento de los editores vende libros electrónicos, pero menos de la mitad enriquece el contenido o desarrolla aplicaciones.
Aunque algunos editores ven una amenaza para la lectura en dispositivos como las tabletas o los smatphones, en realidad, señala Philip Jones en un artículo aparecido en Futurebook, podrían actuar como catalizadores para la escritura y la edición creativas.
Las editoriales, continúa, deben de ser conscientes de los dispositivos y las plataformas en las que van a publicar. Charlie Redmayne, director ejecutivo de HarperCollins, comentó a este periodista que muchas editoriales están equivocadas al pensar que la única oportunidad de vender sus libros electrónicos es hacerlo a través de Amazon.
Su consejo para esas empresas, es que tengan la vista puesta en esas compañías que están gastándose millones de dólares en desarrollar dispositivos y que están desesperadas por conseguir contenido de calidad que hagan de sus aparatos algo único.