Justo en el momento en el que la Comisión Europea ha anunciado la creación de un grupo de expertos que estudie la fiscalidad en la economía digital, libreros del Reino Unido piden que se elimine el IVA en los libros electrónicos. Tres directivos de sendas cadenas de librerías de este país, defiende esta propuesta en un artículo de Lisa Campbell publicado en The Bookseller.
La legislación en la Unión Europea obliga a los libreros de los países miembros a aplicar un impuesto del veinte por ciento a los ebooks, pero países como Francia y Luxemburgo decidieron desmarcarse de esta ley el año pasado y redujeron sus tasas al cinco y medio y al tres por ciento respectivamente para fomentar la inversión en las industrias digitales.
James Daunt, director de gestión de la cadena de librerías Waterstones, cree que eliminar el IVA en los libros en formato digital anulará la ventaja competitiva que tienen empresas como Amazon, Nook y Kobo cuyos domicilios fiscales se encuentran en estos momentos en Luxemburgo.
El presidente ejecutivo de las librerías Foyles, Sam Husain, opina que lo lógico es clasificar a los ebooks como libros, en lugar de productos digitales, y que por lo tanto estén exentos de cualquier impuesto. Está convencido de que su empresa vendería más si existiera igualdad de condiciones en materia de impuestos.
Por su parte, Seni Glaister, directora ejecutiva de The Book People, apoya la idea de que los libros electrónicos tengan un precio en la misma línea que los libros impresos y está convencida de que esta propuesta sería bien recibida por cualquier entidad o programa relacionado con la alfabetización. Pero lo que le parece más importante, es eliminar las barreras que existen con empresas como Apple. Así por ejemplo, esta directiva pide que se elimine la restricción obligatoria de comprar los libros dentro de las aplicaciones que desarrollan estas compañías.
El economista y Comisario Europeo de Fiscalidad Algirdas Šemeta dijo que la fiscalidad no debe ser un obstáculo para todo aquello que beneficie la revolución digital, pero también hay que asegurar un juego limpio por parte del sector digital. Por tanto –concluye– es necesaria una reflexión profunda en este tema dentro de la Unión Europea para asegurar que las siguientes medidas que se tomen sean las correctas.