Unperfekthaus ¿La biblioteca del futuro?

Cada vez se adquieren menos recursos físicos en las bibliotecas y aumentan los digitales. Quizá sea el momento de replantearse qué hacer con estos espacios físicos y darles una nueva visión. Algo así es lo que se ha hecho en la ciudad alemana de Essen en un antiguo monasterio al que han denominado Unperfekthaus [Casa Imperfecta].

Cada vez se adquieren menos recursos físicos en las bibliotecas y aumentan los digitales. Quizá sea el momento de replantearse qué hacer con estos espacios físicos y darles una nueva vida. Algo así es lo que se ha hecho en la ciudad alemana de Essen en un antiguo monasterio al que han denominado Unperfekthaus [Casa imperfecta].

Durante la feria internacional de juegos de mesa SPIEL que se celebró en esta ciudad alemana, Christopher Harris pudo comprobar el gran potencial que pueden tener las bibliotecas si se realiza una relectura de sus espacios físicos.

La Unperfekthaus es un lugar increíble –comenta Harris en un artículo publicado en The Digital Shift– fundado por el empresario alemán Reinhard Wiesermann en 2004 y que en la actualidad es un recurso en constante movimiento para cualquier actividad creativa de la comunidad.

El edificio –describe el periodista– consta de siete pisos y en cada uno de ellos hay espacios para encuentros, salas de reuniones, un restaurante y muchas cosas más. Todas las zonas están abiertas, por lo que los visitantes pueden asistir a clases, explorar los estudios de distintos artistas y descubrir e interactuar con la comunidad de la Unperfekthaus. Las habitaciones –continúa– pueden ser desde salas de conferencias a un gran auditorio y pueden alquilarse para diversos actos. El precio de la entrada, en el que se incluye barra libre de bebidas y buffet, es bastante razonable, unos once euros por un día completo y unos siete por cinco horas.

En su momento esta ciudad alemana fue el centro de la industria del metal y del carbón, pero ahora se está reinventando a sí misma como una de más tecnológicas.

Este modelo –comenta Harris– se parece a ciertos espacios norteamericanos, pero en la Unperfekthaus se alojan más formas de arte y aprendizaje. Es por ello por lo que este periodista se platea si no sería posible conseguir algo parecido en las bibliotecas. Por ejemplo –añade– una biblioteca escolar que tuviese un estudio de arte o una biblioteca pública que albergara un espacio para todos aquellos grupos artísticos que buscan una audiencia.

Una transformación de estas características –concluye– no supondría una gran inversión de dinero y podría aportar grandes beneficios a la comunidad.


 


© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010