Los editores tradicionales descubren lo que los independientes siempre han sabido

Existen muchas preocupaciones compartidas entre los autores que se deciden a lanzar su obra a través de la industria editorial tradicional y aquellos que autoeditan sus libros. Sin embargo, el tiempo que hay que esperar para que salga un libro es algo que afecta considerablemente a los primeros. Al parecer las cosas están cambiando en materia de tiempos y la edición tradicional empieza a acercarse cada vez más a los modelos de autoedición.

Existen muchas preocupaciones compartidas entre los autores que se deciden a lanzar su obra a través de la industria editorial tradicional y aquellos que autoeditan sus libros. Sin embargo, el tiempo que hay que esperar para que salga un libro es algo que afecta considerablemente a los primeros. Al parecer las cosas están cambiando en materia de tiempos y la edición tradicional empieza a acercarse cada vez más a los modelos de autoedición.

Cada vez hay más editores que intentan evitar los largos periodos de espera para que salga publicado un título, especialmente aquellos que forman parte de una saga. Esto puede debeser –comenta Mercy Pilkington en un artículo publicado en GoodeReader– al éxito que han cosechado escritores híbridos como Hugh Howey y C.J. Lyons. En una mesa redonda de Amazon en la que participó Lyons en la BookExpo de Nueva York, dijo que sus fans no podían esperar dos años para saber lo que va a pasar en su próximo libro, algo que compartió Howey en su intervención en la Digita Book World pocos meses antes.

En la industria editorial tradicional el tiempo de espera para el lanzamiento de un libro puede ser de un año, pero en estos momentos –señala Pilkington– los editores están tomando nota de las nuevas tendencias e intentan trabajar para evitar esta. Este ha sido el caso de la serie de Brittany Geragotelis que ha editado Simon & Schuster. El primer libro de la serie salió en julio de 2013 y los dos títulos restantes ya estaban disponibles el pasado mes de febrero.

Los editores por lo tanto empiezan a adoptar ciertas prácticas que han hecho que la autoedición resulte más atractiva, como por ejemplo el tener un mayor control o mejores royalties. En esta ocasión –finaliza Pilkington– se suman a la posibilidad de reducir el tiempo que se emplea en lanzar un nuevo libro.
 


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