¿Todavía los editores ven la biblioteca como un peligro y no como una oportunidad?

La relación amor-odio entre editores, bibliotecas y plataformas de distribución de materiales digitales pone en peligro muchas de las funciones y servicios que ofrecen las bibliotecas públicas a su comunidad. Negarles el acceso sin restricciones a los ebooks hace que éstas se encuentren en una situación “terrible”.

La relación amor-odio entre editores, bibliotecas y plataformas de distribución de materiales digitales pone en peligro muchas de las funciones y servicios que ofrecen las bibliotecas públicas a su comunidad. Negarles el acceso sin restricciones a los ebooks hace que éstas se encuentren en una situación “terrible”.

Durante muchos años, los editores se han negado a ofrecer su catálogo de libros electrónicos a las bibliotecas de Estados Unidos y Canadá. La American Library Association y empresas como 3M y Overdrive, necesitaron años para dar la vuelta a esta situación.

Macmillan y Simon &Schuster comenzaron programas pilotos de venta de ebooks a bibliotecas que con el tiempo decidieron ampliar. Penguin puso fin a su política de bloqueo e hizo que todos sus libros electrónicos estuvieran disponibles para las bibliotecas.

Aún así, muchas editoriales siguen viendo a las bibliotecas como las causantes de la devaluación de sus productos digitales.

Jeannette Woodward, bibliotecaria y fundadora de Wind River, informa en un artículo de Michael Kozlowski publicado en Goodereader, que los editores comerciales siempre han tenido una idea poco realista de la circulación de los materiales en las bibliotecas: “Se imaginan que los libros en una biblioteca circulan unas cincuenta veces, lo que les supone una perdida de cuarenta y nueve ventas”. Estas afirmaciones –asegura Woodward- son totalmente infundadas, pero dificultan el que las bibliotecas puedan adquirir los ebooks que demandan sus clientes. Los editores necesitan conocer el mundo real de las bibliotecas –continúa- y ser conscientes de que éstas pueden ayudarles en sus ventas. Por otro lado, Woodward aconseja a las bibliotecas que muestren lo que son capaces de hacer y demuestren que son una fuerza a tener en cuenta.

Para finalizar, Clifford Lynch, director ejecutivo de Coalition for Networked Information, calificó la situación de las bibliotecas y los libros electrónicos de “terrible” ya que en su opinión negar a las bibliotecas el acceso sin restricciones a los ebooks pone en peligro su misión de preservar el patrimonio cultural, de ofrecer recursos a personas con discapacidad y de proteger la privacidad individual.
 


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