Para el periodistia Philip Jones, existe la sensación del que el ebook se está encasillando y si se contempla como la versión facsímil más barata de los libros impresos, puede que sufra el mismo destino que los libros de bolsillo, es decir, el vivir a la sombra de los de tapa dura. Esto lo expresa en un artículo publicado en Futurebook en el que analiza el panorama del libro electrónico en el Reino Unido, su relación con la versión en papel y el grado de aceptación por parte de los lectores.
El mercado del libro electrónico genera más de trescientos millones de libras, unos trescientos sesenta y cinco millones de euros, en ingresos en el Reino Unido –informa Jones. En cierta medida, se trata de un mercado más diverso y democrático que el sector de la edición de bolsillo, ya que su base de proveedores es mayor que la de la edición tradicional. Sin embargo –aclara– desde la perspectiva del lector, se trata de un mercado en el que le resulta más difícil navegar ya que la recomendación y la curación profesional han desaparecido en este proceso.
En cuanto a las campañas de publicidad y el marketing en el sector editorial, Jones asegura de que el libro de bolsillo sigue supeditado a su edición en tapa dura, por lo que gran parte de la publicidad se lleva a cabo solo cuando ésta y la edición digital están disponibles para los lectores y añade: “[…] esto es cierto cuando la versión en papel se publica. En realidad, el ebook es un formato que por el momento recibe poco apoyo”.
Los medios de comunicación –añade– prestan atención principalmente a los libros de tapa dura, en segundo lugar a los de bolsillo y los libros electrónicos apenas reciben una mención. Es muy difícil, por no decir imposible, encontrar una reseña de un libro que solo exista en su versión digital.
Aún así –continúa– en torno a la publicación de libros electrónicos y la autoedición ha crecido un ecosistema que funciona perfectamente bien sin la intervención de la prensa y otros medios tradicionales. Pero –finaliza– existe la sensación del que el ebook se está encasillando y si se contempla como la versión facsímil más barata de los libros impresos, puede que sufra el mismo destino que los libros de bolsillo, es decir, el vivir a la sombra de los de tapa dura.