Tres puntos de vista sobre la traducción: Reino Unido, Francia y Alemania

Tres países, tres puntos de vista con respecto a la traducción. Es la visión que se desprende del diálogo entre Pierre Astier, Christopher MacLehose y Florian Höllerer que tuvo lugar durante la Feria del Libro de Frankfurt y que publica Olivia Snaije en Publishing Perspectives.

 
Tres países, tres puntos de vista con respecto a la traducción. Es la visión que se desprende del diálogo entre Pierre Astier, Christopher MacLehose y Florian Höllerer que tuvo lugar durante la Feria del Libro de Frankfurt y que publica Olivia Snaije en Publishing Perspectives.
 
Christopher MacLehose, fundador de la editorial británica que lleva su apellido, MacLehose Press –que tiene en su catálogo traducciones de veintiún idiomas, entre las que se encuentra la trilogía Millenium, de Stieg Larsson–, opina que su país se caracteriza por la falta de curiosidad y que están acostumbrados a hacer las cosas por sí mismos.
 
MacLehose no cree que los editores o los escritores deban estar interesados en sus lectores, sino que el papel del editor es encontrar dónde sea las obras que apetece leer y a los autores con los que a los lectores les gustaría vivir felices el resto de su vida.
 
En este país, el Reino Unido, ha habido un gran cambio, opina Alexandra Büchler, directora de Literature Across Frontiers, una plataforma europea para el intercambio literario y la traducción. La traducción literaria se ha hecho más visible en este país y los traductores se han convertido en una comunidad gracias al Free Words Center de Londres. Es un lugar de encuentro para las organizaciones, no exclusivamente dedicado a la traducción, pero es un buen comienzo.
 
El editor y agente literario francés Pierre Astier selecciona a sus autores siguiendo su instinto, leyendo. Astier se declara curioso por naturaleza y piensa que se aprende sobre el mundo leyendo, precisamente. Este editor fue el impulsor de los autores africanos. A pesar de que parecía que a nadie le interesaban este tipo de literatura en Francia, publicó una serie de siete libros de siete autores y siete países diferentes. Y acertó, porque fue un gran éxito.
 
Astier explica además que la industria del libro ha cambiado en los últimos veinte años, y de estar centralizada en unos pocos lugares –Europa, Estados Unidos, Reino Unido y Japón– se ha pasado a que hay pequeños editores en cualquier país. Esto significa que de solo traducir del inglés o del español se ha cambiado a traducir desde lenguas minoritarias, algo que enriquece el mercado.
 
En Alemania hay una gran tradición en la traducción, explica Florian Höllerer, director de la Casa de la Literatura [Literaturhaus] de Stuttgart. «Los traductores se han mantenido unidos y son poderosos como organización. Hay muchas iniciativas que han comenzado en los últimos diez años y hay muchas cosas que hacer aún».
 
La Casa de la Literatura es un lugar en el que los autores y los traductores pueden debatir, pero también donde la gente puede pasar un rato en contacto con la lectura, como quien va al cino o al teatro.

  


© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010