Análisis de dos fracasos en la venta de libros electrónicos: Blinkbox y Bardowl

Blinkbox Books y Bardowl, dos nuevas plataformas relacionadas con el libro electrónico, han cerrado recientemente. Philip Jones, editor de The Bookseller y co-fundador de FutureBook.net, analiza las causas de su fracaso con el fin de ayudar así a otras empresas emergentes a entender lo que no funciona y evitar caer en los mismos errores. Jones lamenta la pérdida de ambas empresas porque ahora no sabremos cómo hubieran funcionado las inteligentes ideas que las sostenían.

 

Blinkbox Books y Bardowl, dos nuevas plataformas relacionadas con el libro electrónico, han cerrado recientemente. Philip Jones, editor de The Bookseller y co-fundador de FutureBook.netanaliza las causas de su fracaso con el fin de ayudar así a otras empresas emergentes a entender lo que no funciona y evitar caer en los mismos errores. Jones lamenta la pérdida de ambas empresas porque ahora no sabremos cómo hubieran funcionado las inteligentes ideas que las sostenían.

Jones achaca el cierre de Blinkbox Books, una plataforma de descubrimiento, venta y lectura de libros para smartphones y tabletas, a que no fue lo suficientemente respaldada por Tesco, la gran cadena minorista que la adquirió el pasado año, y a que un prometedor acuerdo con Waterstones no llegó a cuajar.

Según relata Jones, la empresa ya era deficitaria cuando la adquirió Tesco y tuvo que realizar una gran inversión para relanzarla, y aunque tuvo la oportunidad de convertirse en una gran plataforma de lectura para tabletas, gracias al respaldo de Tesco y a los 17 millones de titulares de la tarjeta Clubcard, lo cierto es que fue una «pesadilla de negocio» para el minorista y que pedía a gritos un nuevo enfoque que no supo darle.

La de Bardowl, una plataforma de audiolibros en streaming, era una idea inteligente –según Jones– porque daba respuesta a la demanda de este tipo de contenidos, evidente a jusgar por el crecimiento de Audible y el éxito de servicios en streaming como Spotify. Sin embargo, Bardowl no prosperó debido al lastre que suponía su gran competidor, Audible –el servicio de audiolibros de Amazon– y a que no supo atraer a los editores.
 
Su problema, a juicio de Jones, era que no tenía capacidad para incentivar a los editores para que pusieran sus libros en su plataforma y, por lo tanto, no podía atraer a una gran masa de usuarios, de la que estaba necesitado para sobrevivir. Las palabras del co-fundador de Bardowl, Chris Book, resultan muy reveladoras para entender la paradoja en la que se vio envuelta esta empresa: «necesitamos a los editores a bordo para atraer inversiones, pero sin inversión no podemos cambiar el modelo para tener a los editores».
 
Jones lamenta que se hayan perdido estos dos servicios que parecían fundamentales para el panorama del libro y señala otros a los que considera prometedores: Unbound, un editor que, según Jones, ha combinado una nueva aproximación a los autores con una sensibilidad hacia los lectores propia del antiguo mundo, y LostMyName, una editorial de libros personalizados que el pasado año ganó el Premio FutureBook a la Innovación. 
 

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