Lo que las escuelas pueden aprender de la creatividad de Google

Existe una práctica habitual en algunas grandes empresas que consiste en ofrecer a sus empleados un día libre para trabajar en un proyecto de su elección fuera de las tareas habituales. Esta idea no solo es bien acogida por los empleados sino también por las empresas. Dustin Le, desarrolla este concepto en un artículo publicado en Edudemic, pero llevándolo al campo de la educación.

Existe una práctica habitual en algunas grandes empresas que consiste en ofrecer a sus empleados un día libre para trabajar en un proyecto de su elección fuera de las tareas habituales. Esta idea no solo es bien acogida por los empleados sino también por las empresas. Dustin Le desarrolla este concepto en un artículo publicado en Edudemic, pero llevándolo al campo de la educación.

En una compañía como Google, muchos servicios que han transformado directamente Internet han surgido de la práctica de lo que han denominado Innovation Time Off, es decir, un día libre para innovar. El periodista está convencido de que algo parecido puede aplicarse en las escuelas y a cualquier nivel.

Es posible que a algunos educadores les asuste la idea de dar un día a sus alumnos para trabajar en sus propios proyectos, pero Le asegura que la autonomía se traduce, en la mayoría de las ocasiones, en responsabilidad.

Dar un día libre para dedicarlo a la innovación beneficia tanto a los estudiantes como a la escuela:

¿Pero cómo instaurar este día en la escuela?

Estos son los tres pasos a seguir según Dustin Le:

  1. Preparación: aunque el proyecto solo dura un día, Le recomienda comenzar a prepararlo con uno o dos meses de antelación. Durante ese tiempo los profesores pueden animar a los estudiantes a investigar sobre determinados temas y planificar los proyectos. Los docentes deberán proponeun tema en el que tengan trabajar los alumnos.
  2. Escribir un plan: Los alumnos deben de presentar un plan en el que detallen cómo van a emplear su tiempo.
  3. Momento de innovar: En opinión de Le, esta es la parte más divertida. Hay que dejar que los alumnos aprendan a desarrollar su ingenio. Aunque muchos profesores tendrán la tentación de dar respuesta a algunas preguntas, será en este momento en el que se produzca el verdadero aprendizaje.

En definitiva –concluye– el día libre para la innovación es una de las mejores formas de llevar a las aulas una tendencia habitual de las empresas más creativas.


© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010