La conveniencia de que los niños elijan sus lecturas de verano

Todos los veranos ocurre lo mismo: los niños en vacaciones leen poco, pierden habilidades que habían adquirido durante el año y comienza la frustración de los docentes cuando los pequeños vuelven a clase en septiembre. Un artículo de Erin Kelly, residente del programa de Medicina interna y Pediatría de la Universidad de Rochester, publicado en The Washington Post, recomienda que sean los pequeños los que elijan las lecturas de vacaciones para evitar así este retroceso.

Todos los veranos ocurre lo mismo: los niños en vacaciones leen poco, pierden habilidades que habían adquirido durante el año y comienza la frustración de los docentes cuando los pequeños vuelven a clase en septiembre. Un artículo de Erin Kelly, residente del programa de Medicina interna y Pediatría de la Universidad de Rochester, publicado en The Washington Post, recomienda que sean los pequeños los que elijan las lecturas de vacaciones para evitar así este retroceso.


Según Kelly, esta pérdida que se produce durante las vacaciones de verano, puede ir en aumento y a la larga afectar al aprendizaje de otras materias, sobre todo en familias con pocos recursos. Una de las maneras para evitarlo es que el niño lea entre cuatro o seis libros durante el verano y así mantendrá sus habilidades.

Las escuelas siempre han dado una lista de lecturas de verano con libros que se asignan desde el criterio del docente. Pero esta investigadora se planteó este programa de otra manera, por lo que en 2013 lanzó una iniciativa en dos aulas de una escuela de Nueva York. En una de ellas se permitió que los pequeños eligieran los libros que querían leer durante el verano, la otra recibió la lista confeccionada por el profesorado.

Los pequeños de una de las aulas eligieron los trece libros que querían leer durante las vacaciones. Los títulos eran de todo tipo: de ficción, de no ficción, algunos por debajo de sus niveles de lectura y otros por encima.

Cuando terminó el verano, se pudo comprobar que los estudiantes que habían elegido sus libros habían mejorado sus capacidades lectoras, mientras que a los que se les asignó los títulos, no habían mostrado ninguna mejoría.

Aunque la muestra fue más bien limitada –afirma Kelly– existen más estudios que confirman esta afirmación.

Un grupo de estudiantes de Florida realizó una investigación durante tres años, la cual confirmó que aquellos niños que elegían qué libros llevar a casa durante el verano obtenía las calificaciones más las altas en competencia lectora si se compara con el resto de sus compañeros.

Scholastic Corp. también realizó una investigación entre mil lectores y descubrió que los estudiantes de secundaria y primaria a los que se les daba la oportunidad de elegir los libros, eran más propensos a leer y con más frecuencia.

Por lo tanto –concluye Kelly– el distrito escolar de la ciudad de Rochester ha decidido por primera vez permitir a todos sus estudiantes de segundo grado recibir cinco libros elegidos por sus los educadores y otros cinco elegidos por ellos mismos.
 


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