El límite sobre los datos y la privacidad en las bibliotecas

La recopilación de datos de los usuarios en la red está demostrado que ayuda a la personalización de los servicios y supone importantes mejoras. El problema está en que esta acción en las bibliotecas choca directamente con su papel de salvaguardar la privacidad del usuario. Por esta razón muchas bibliotecas optan por no recopilar estos datos en su propósito de defender la privacidad. Eric Hellman cuestiona esta decisión en un post publicado en su blog Go to Hellman.

La recopilación de datos de los usuarios en la red ayuda a la personalización de los servicios y supone importantes mejoras. El problema está en que esta acción en las bibliotecas choca directamente con su papel de salvaguardar la privacidad del usuario. Por esta razón muchas bibliotecas optan por no recopilar estos datos en su propósito de defender la privacidad. Eric Hellman cuestiona esta decisión en un post publicado en su blog Go to Hellman.

 

En el Steering Committee, en el que participó el experto, se intentó establecer una serie de principios que las bibliotecas, proveedores de servicio y los editores debían utilizar para proteger la privacidad de los usuarios. Aparecieron muchos problemas –señala– y quizá fue en lo relacionado con la recopilación y uso de datos en el que surgieron más divergencias.

Andrew Page, director ejecutivo del Online Computer Library Center (OCLC), aportó un ejemplo sobre su trabajo de bibliotecario en la universidad estatal de Carolina del Norte. En un momento dado tuvo que rastrear el uso de los libros y los materiales de distintas colecciones y se dio cuenta de que muchos de los que se colocaban en reserva para las clases se utilizaban poco, o directamente no se utilizaban, por lo que comprobó la poca utilidad de esta medida.

Page se dio cuenta a posteriori de que para la realización de este informe muy posiblemente tuvo que violar la privacidad de los estudiantes, ya que en su informe se indicaba  a los profesores de que los estudiantes no estaban leyendo los materiales asignados.

Por lo tanto –asegura Hellman– en ocasiones será necesario recopilar datos que incidan directamente en la privacidad del lector, pero esto supondrá también el que sus peticiones sean escuchadas y sus necesidades atendidas. Por lo que ante estas expectativas, la construcción de la privacidad en las bibliotecas va a suponer mucho trabajo y darle muchas vueltas para llegar el planteamiento más correcto.
 


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