Robots cuentacuentos para los más pequeños

La Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) lleva invertidos más de cuatrocientos cuarenta mil dólares [unos trescientos ochenta y cinco mil euros] en un proyecto que quiere introducir robots en las aulas. Su función será la de contar historias a los más pequeños y de esta manera fomentar su desarrollo y aprendizaje.

La Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) lleva invertidos más de cuatrocientos cuarenta mil dólares [unos trescientos ochenta y cinco mil euros] en un proyecto que quiere introducir robots en las aulas. Su función será la de contar historias a los más pequeños y de esta manera fomentar su desarrollo y aprendizaje. 

Según la opinión de John Vibes, colaborador de The Sleuth Journal, no parece muy lógico que el gobierno estadounidense invierta tal cantidad de dinero en algo que pueden hacer los seres humanos. Vibes advierte que no está muy clara la eficacia final de este proyecto, pero quieren ponerlo a prueba durante al menos nueve meses.

Cynthia Breazeal, profesora asociada de Arte y Ciencias multimedia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), es la responsable de este proyecto en el que lleva años trabajando. En su opinión, el objetivo es fomentar el aprendizaje e impulsar los logros académicos de los pequeños. Estos robots ofrecen oportunidades únicas y personalizadas durante un plan de estudios ya establecido. Pueden jugar, aprender y participar con los pequeños en el mundo real tanto desde un punto de vista físico y social como emotivo.

Este proyecto de investigación –señala Breazeal– se ha desarrollado para evaluar la eficacia de estos robots autónomos y personalizados y comprobar si son capaces de ser compañeros de aprendizaje en el desarrollo del lenguaje de los niños en edad preescolar, en la tarea de narrar cuentos.

Para ello se cuenta con herramientas automáticas para el análisis de la historia, además de con un algoritmo personalizado, que permitirán comprobar el desarrollo de las habilidades lingüísticas tempranas de los pequeños.

No está muy claro qué motivos puede tener el gobierno estadounidense para gastar tal cantidad de dinero en algo que puede hacer fácilmente un ser humano -concluye el artículo- y se cuestiona si estos robos podrán algún día sustituir a los maestros y cuál es la opinión de los padres ante esta posible situación. Una pregunta que plantea Vives es si los robots podrán en un futuro reemplazar a los profesores.
 


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