La American Library Association (ALA) ha desarrollado un informe sobre el uso excesivo de los dispositivos digitales y sobre cómo los bibliotecarios pueden guiar a los usuarios hacia una recopilación y un procesamiento de la información mucho más equilibrados. La periodista Lauren Barack presenta este estudio, junto con los comentarios de su autora Jessie L. Mannisto, en un artículo en el periódico digital The Digital Shift.

Jessie L. Mannisto trabajó en el 2011 como becaria en Google con la Office for Information Technology Policy (OITP) de la ALA. Obtuvo su título de bibliotecaria en la Universidad de Michigan ese mismo año. En su informe titulado Restoring Cotemplation: How Disconnecting Bolsters the Knowledge [Vuelta a la contemplación: Cómo la desconexión refuerza la economía del conocimiento] examina la creciente dependencia que existe hacia la información digital y  los dispositivos. También incluye una sección dedicada a los estudiantes de secundaria y el empleo de los teléfonos inteligentes.

En su opinión, hoy es necesario que tanto bibliotecarios como docentes enseñen a los consumidores de la información a diferenciar entre recopilarla y procesarla y les ayuden a entender cómo y en qué momento cada uno de estos modelos de pensamiento les van a beneficiar. “En esta cultura de la hiperconexión –sostiene–, nuestra dieta de información es tan importante para nuestro bienestar como la comida que ingerimos”.

Es este sentido, el papel de los bibliotecarios puede ser el de guiar a los usuarios a realizar mejores prácticas que les ayuden a reflexionar sobre el contenido que “acaban de digerir”. “Cuando un usuario busca información –advierte– debería analizar lo que va descubriendo antes de seguir navegando por la red y obtener más datos, que incluso puede que no sean necesarios”.

Por esta razón, Mannisto cree que la biblioteca es un lugar ideal por su tranquilidad y porque invita a la contemplación, siempre y cuando exista un espacio en el que no sea posible conectarse. La idea es entrenar el cerebro para que procese la información que se ha recopilado.

Además de una total desconexión, esta bibliotecaria cree que las bibliotecas pueden ayudar a sus usuarios mediante la racionalización de la tecnología. Uno de los ejemplos que ofrece es el de habilitar espacios con ordenadores conectados a internet pero en los que sólo esté instalado un procesador de textos.

Por su parte el director de la OITP, Alan Inouye, defendió a través de un comunicado el papel fundamental que han tenido las bibliotecas a lo largo de la historia en su labor como promotoras de la contemplación. En esta era digital –recuerda– la existencia de instituciones que fomenten el pensamiento es fundamental.