Los lectores siguen experimentando con los libros electrónicos y el ritmo de acogida del formato digital va en aumento, según revelan los datos del estudio Patron Profiles Fall 2012 llevado a cabo por la revista norteamericana Library Journal.

El informe contiene datos detallados sobre las características demográficas de los usuarios de libros electrónicos, los dispositivos y formatos de lectura preferidos, las tendencias de visitas a la biblioteca y los cambios en el uso ‘in situ’, los hábitos de adquisición de libros y eBooks, así como opiniones acerca de la posibilidad de vender libros electrónicos a las bibliotecas y una sección dedicada a las últimas tendencias en la autoedición.

El editor Matt Enis da cuenta en un artículo para The Digital Shift de los resultados más destacados del estudio Patron Profiles Fall 2012. Según dicho informe, el 55 por ciento de los lectores de libros electrónicos encuestados afirma haber comenzado a leer eBooks en los últimos doce meses. Asimismo, los lectores que compran o toman prestados con regularidad libros electrónicos representan en la actualidad casi el 25 por ciento de los lectores. Además, demográficamente, los lectores que pertenecen a este grupo suelen ser personas mayores, residentes en zonas urbanas, con estudios universitarios y de clase media, mientras que casi una cuarta parte de los lectores habituales de libros digitales tienen ingresos que oscilan entre los 50.000 y los 75.000 dólares.

Por otra parte, se ha incrementado el conocimiento de la existencia de los servicios de préstamo de eBooks en las bibliotecas. Así, el 35 por ciento de los usuarios declara saber ahora que su biblioteca ofrece libros electrónicos. Ante los muchos lectores que migran hacia el nuevo formato, afirma Enis, este es un momento crucial de transición y las bibliotecas desean garantizar una experiencia positiva para los lectores de libros electrónicos. En opinión del editor, esto podría ser un problema si las políticas editoriales siguen sin tener disponibles en formato electrónico muchos de los títulos más populares. De hecho, sostiene Enis, los bibliotecarios siguen intercambiando historias de usuarios ansiosos que tropezaron con el problema de una selección limitada de eBooks. Según revela el estudio, estas transacciones infructuosas son confirmadas por un 57 por ciento de los encuestados, que son conscientes de que su biblioteca ofrece libros electrónicos en préstamo que luego no están disponibles. Asimismo, el informe indica que el 22 por ciento de los usuarios declara haber renunciado al préstamo de un eBook porque era ‘demasiado difícil’.

Sin embargo, afirma Enis, mientras que los bibliotecarios siempre han sufrido la peor parte de la frustración de los usuarios, la concienciación de que existen varias editoriales que todavía no permiten que las bibliotecas compren y presten sus libros electrónicos, podría estar creciendo. El estudio revela que más de la mitad de los usuarios de bibliotecas declararon conocer estas políticas editoriales, el 29 por ciento afirmó ser "plenamente consciente" de estas restricciones, y el 24 por ciento declaró conocerlas ‘ligeramente’.

Como era de esperar, según informa Enis, los usuarios que dijeron conocer estas restricciones editoriales no tienen una opinión muy positiva de ellas. Así, cuando se les pidió que evaluaran varios modelos de préstamo de eBooks, incluyendo modelos de préstamo hipotéticos, modelos actualmente en uso, y modelos que aplican períodos de retención de eBooks, la mayoría de los encuestados clasificó solamente uno como ‘razonable’. Así, el 54 por ciento de los usuarios afirmó que sería razonable que las editoriales pusieran a disposición de las bibliotecas sus títulos de libros electrónicos un mes después de su publicación. Por el contrario, cuando el período de retención en la disponibilidad se ampliaba a tres meses, sólo el 40 por ciento consideró este plazo como razonable, mientras que el 34 por ciento lo aceptó en caso de que fuera la única opción, y el 26 por ciento manifestó que una espera de tres meses sería totalmente inaceptable.

Asimismo, el 52 por ciento de los encuestados consideró totalmente inaceptable los modelos de préstamo bibliotecario definidos, tales como el de HarperCollins, que establece en 26 el número máximo de préstamos que se puede realizar de sus obras. Asimismo, el 53 por ciento de los usuarios también encontró totalmente inaceptables los modelos en los que las bibliotecas pagan un sobreprecio significativo por los eBooks que adquieren al por menor. Por último, para el 62 por ciento de los usuarios son totalmente inadmisibles los modelos en los que sólo pueden descargar eBooks a un dispositivo mientras se encuentran en la biblioteca.

Por otra parte, el estudio indica que hay todavía un importante número de lectores que se resiste a adoptar el formato electrónico. Así, cuando se pidió a los encuestados que expresaran su opinión sobre la lectura de libros en formato digital, el 36 por ciento declaró que no tenía ningún interés en los eBooks y que nunca intentarían leer uno. Asimismo, el 30 por ciento afirmó que todavía no había probado a leer en formato digital, pero que tal vez lo haría en el futuro. Del 34 por ciento de los encuestados que había leído libros electrónicos, el 26 por ciento dijo que había disfrutado de la experiencia, mientras que el 8 por ciento declaró explícitamente no haberlo hecho.

El estudio revela además que aquellos usuarios que han adoptado el préstamo de libros electrónicos son ávidos lectores, con una media de treinta libros prestados al año. Asimismo, como se ha indicado anteriormente, estos lectores tienden a tener ingresos familiares correspondientes a niveles de clase media o clase media alta. Enis afirma que para aquellas editoriales cuyos esfuerzos se centran en colaborar con la industria bibliotecaria, estas características podrían traducirse en ventas.

Por último, según el estudio Patron Profiles Fall 2012, el 85 por ciento de los usuarios que toman prestados eBooks afirma haber utilizado su biblioteca para descubrir nuevos escritores y nuevos géneros. Asimismo, el 37 por ciento declaró haber comprado libros que había tomado en préstamo previamente en la biblioteca, y el 69 por ciento dijo que había comprado libros no leídos de autores cuyas obras habían sido prestadas con anterioridad en la biblioteca.