Que el contacto temprano con las historias y los libros aporta aprendizajes y potencia capacidades ligadas al desarrollo evolutivo de los niños es una verdad constatada y asumida de forma generalizada. Lo que no resulta tan común es oír que la práctica de la lectura interactiva aumenta su inteligencia e incrementa su coeficiente intelectual en más de seis puntos. Esta la principal conclusión de distintas investigaciones realizadas sobre la evolución de inteligencia en la infancia.

En un artículo que aparece en Mediabistro GalleyCat, firmado por Jason Boog, el periodista alude a la publicación de un trabajo titulado ‘How to Make a Young Child Smarter: Evidence From the Database of Raising Intelligence’ [‘Cómo hacer a un niño más inteligente. Evidencias de la base de datos sobre aumento de la inteligencia”]en el boletín Perspectives on Psychological Science, en el que se da cuenta de este diagnóstico, sustentado en la revisión detallada de ocho estudios diferentes sobre el desarrollo infantil.

En el artículo se describen experiencias de lectura compartida entre padres e hijos en las que previamente se proporcionó a los padres tanto libros como un programa de formación para desarrollar actividades de lectura con sus hijos, instruyéndolos sobre cómo animarles a leer, atender adecuadamente sus intereses y otras pautas... Los niños y sus padres se involucraron en la lectura de cuentos de una forma interactiva. En esta dinámica, el niño es un participante activo, con el acompañamiento del adulto que le apoya y comparte con él la lectura.

El estudio completo en inglés, a cargo de los  investigadores John Protzko, Joshua Aronson y Clancy Blair puede consultarse en línea en este enlace y también está disponible en pdf.

Sobre un planteamiento similar, enriquecido con metodología y propuestas especificas, se asienta el programa Ronda de Libros, que la Fundación Germán Sánchez Ruipérez desarrolla en su Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Salamanca.