Aunque la idea principal de todo editor siempre ha sido elegir los libros más adecuados e interesantes, en los últimos años la habilidad para generar buenas campañas de marketing en torno a estos títulos parece cada vez más determinante. Esta es la reflexión que hace Mike Shatzkin en uno de los últimos post de su blog The Idea Logical Company.

Hace años, explica Shatzkin, las casas editoriales se centraban en aspectos como el catálogo, la cubierta o en cómo consolidar y resumir información sobre el libro. Hoy, continúa, han aparecido nuevas técnicas como aprovecharse de las oportunidades que ofrecen las redes sociales, utilizar los anuncios de Google o de otros medios online, garantizar una buena optimización en buscadores o ampliar las audiencias atendiendo a análisis demográficos o de preferencias del público objetivo.

A esto hay que añadir, señala, que el entorno en el que se mueve el marketing digital sigue cambiando, es decir, quizá lo que funcionaba hace tan sólo dos años, ya no es útil. Por ejemplo, señala Shatzkin, hace cinco años no se tenía en cuenta Facebook y hace dos nadie tenía presente Twitter. En definitiva, destaca, el marketing ha usurpado en gran medida las funciones tradicionales de venta, por lo que es muy probable que también acabe haciéndose con las labores que han desempeñado durante años las editoriales.

Hace cincuenta años, explica, los editores elegían los títulos y el departamento de ventas se encargaba de venderlos. Hace treinta años, los editores elegían los libros, pero se reunían con los departamentos de ventas para pedirles primero su opinión. En estos momentos, son los departamentos de marketing los que dicen a los editores lo que la audiencia demanda y lo que puede llegar a satisfacer sus necesidades. Muchas editoriales se anticipan y deciden qué publicar tras consultar los gustos de sus audiencias online.

En definitiva, sentencia Shatzkin, aquellos que acaben siendo excelentes en marketing serán los que acaben sobreviviendo a esta transición editorial en la era digital.