En un artículo que publica Pilar Álvarez en El País, relata que Dajani llegó a la conclusión, después de investigar y preguntar a niños y a adultos que a los niños no les gusta leer "porque nadie les leyó de pequeños”.
En su caso, tuvo la suerte de que sus padres lo hicieron con ella y lo ha repetido con sus cuatro hijos, tres chicas y un chico. No obstante, comprendió que no podía enseñar a cada padre a leer en voz alta. Rana Dajani explica en El País que empezó por lo más cercano. “Cada barrio jordano –dice– tiene una mezquita a la que se puede acceder gratis. ¿Por qué no usarla?”, Entonces fue su marido quien pidió permiso en el templo del barrio para que ella pudiera leer tras la oración. Así fue como se presentaron veinticinco niños, obligados por sus padres.
Dajani cuenta que se puso un sombrero de colores brillantes y cogió unas marionetas. Tras media hora de lectura, los niños ya le quitaban los libros de las manos y regresaron a la siguiente cita.
“Después de un tiempo –agrega Dajani–, los padres nos contaron que los chicos habían mejorado en la escuela y tenían más confianza. Querían ir a clase para aprender a leer y aprovechar los cuentos”.
Fue en 2006 cuando crearon We love reading como un plan casi familiar, ya que su hija mayor diseñó la web y otros la ayudaron a elegir historias en la lengua materna (árabe), "divertidas, sin controversia —ni religión ni política— y relacionadas con el día a día de sus oyentes, niños de cuatro a 12 años".
Enseguida el proyecto empezó a crecer y comenta que los fieles de la mezquita donaron dinero que emplearon para editar nuevos cuentos.
Para poder repetir la experiencia en otros barrios decidieron formar lectores voluntarios que se toman "muy en serio el proceso de selección" de las lecturas.
El proceso implica que cada persona que aprende, normalmente provenientes de ONG locales, debe enseñar a otra y abrir una biblioteca virtual.
Pasados ocho años, el programa –por el que han pasado más de diez mil niños– cuenta con más de setecientas voluntarias en Jordania (la mayoría mujeres) que leen en trescientas bibliotecas virtuales "casi a coste cero".
La periodista de El País consigna que ha habido un "segundo e inesperado resultado: el empoderamiento de las mujeres".
Rana Dajani asegura que ellas “aprenden contacto visual, cómo hablar en público... Algunas se han sentido más seguras y han abierto su propio negocio. Se han convertido en líderes de su comunidad”.
We love reading se ha ampliado a los campos de refugiados sirios de Jordania y colabora con distintas instituciones "para medir los efectos de su propuesta".
Por ejemplo, con la Universidad de Chicago, comprueban cómo afecta la lectura de cuentos sobre empatía el comportamiento de los niños.
“Estoy segura de que vamos a encontrar una diferencia”, afirmó Dajani en la Cumbre Mundial para la Innovación en la Educación (
WISE) celebrada en Doha (Qatar) con la asistencia de más de más de mil quinientas personas, donde la entrevistó
El País.
We love reading ganó uno de los premios a iniciativas concretas, de 20.000 dólares.
Dajani nunca pensó llegar tan lejos –dice–, pero asegura que le funcionó una vieja y sencilla clave: “Si quieres conseguir un cambio, piensa en algo pequeño y simple y concéntrate en hacerlo lo mejor posible”.