Los lectores que participan en talleres o clubes de lectura adquieren más confianza para hablar y se activa su sentido crítico, según revela la investigación llevada a cabo por la Fundación sobre la comprensión de la lectura de la novela El manuscrito de piedra, de Luis García Jambrina, en soporte digital, en el contexto del proyecto Territorio ebook.

De los cuarenta lectores de más de 55 años que participan en la experiencia sobre el impacto de la lectura en dispositivo electrónico, la mitad aproximadamente acude a los talleres de lectura de la Fundación en las bibliotecas de Salamanca y Peñaranda.

La investigación sobre los distintos aspectos de la comprensión lectora ha estado a cargo de Emilio Sánchez Miguel, del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Salamanca, con la colaboración de J. Ricardo García y Héctor García Rodicio.

Juan Mata, catedrático de la Universidad de Granada, que también participa en el estudio, afirma que uno de los aspectos más relevantes de la investigación es la demostración de que comprender un texto literario puede resultar una actividad más intensa y más compleja si media algún tipo de «conversación» en torno al libro leído.

Lo que la investigación de Sánchez Miguel pone de manifiesto, a juicio de Juan Mata, es que "si esa labor de información o de «acompañamiento» se realiza de modo estable y se dota a los lectores de claves interpretativas que ahondan la lectura y la llevan a territorios inexplorados, leer proporciona aún mayores satisfacciones". Además, "la posibilidad de compartir, de hacer de la lectura un preámbulo para la conversación pública, acrecienta la disposición y la recepción".

Mata afirma que en el caso concreto de El manuscrito de piedra, la más rica comprensión de las tramas de la novela determinadas por los investigadores, así como la mayor capacidad para expresar sus lecturas, "es el fruto cierto de la «conversación» organizada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, es decir, el taller de lectura y las actividades a él asociadas".

Sostiene que esa experiencia conversacional no es ajena a la formación literaria y asegura que lo que diferencia a lectores corrientes de otros más especializados es la información que emplean estos últimos a la hora de juzgar la obra que, no obstante, puede ofuscar la lectura y restarle espontaneidad y emoción.

Según Mata, la información primordial puede ser adquirida en aulas, centros culturales, bibliotecas, clubes de lectura, tertulias o talleres literarios y también a través de revistas, suplementos, conferencias, consultas en la red, o diálogos privados, entre otras posibilidades.