La relación entre los eBooks y las bibliotecas públicas se define hoy por la concurrencia desigual de diversas estrategias, puestas en juego desde cada uno de los campos con interés en el asunto: el sector del libro y los sistemas de bibliotecas públicas.
Las bibliotecas quieren ofrecer este nuevo tipo de libros a sus usuarios y el sector del libro presenta distintos modelos de trabajo en este terreno que se orientan a mantener o a incrementar su negocio a través de este canal. En líneas generales las bibliotecas se mantienen a la expectativa y la iniciativa sigue estando en manos de este sector industrial y comercial del libro. No obstante, ni por un lado ni por el otro se han puesto en juego soluciones homogéneas.
 

Sistemas abiertos y cerrados
Llama especialmente la atención la diferencia en las estrategias que se plantean a las bibliotecas desde las empresas que suministran eReaders y, en definitiva, eBooks. Debemos recordar que ahora hay, por una parte, libreros como Barnes & Noble o Amazon que venden sus eBooks y comercializan también unos aparatos para su lectura (eReaders) y que, por otra parte, hay numerosos fabricantes de aparatos que no son libreros (venden eReaders “vacíos” o con libros gratuitos de dominio público). Para entender la situación podemos fijarnos en el mercado más maduro para los libros electrónicos del mundo: Estados Unidos; después de tres años de funcionamiento allí las propuestas desde el sector comercial del libro se pueden agrupar en dos bloques:
1. Sistemas abiertos: los libreros que venden aparatos en los que se pueden cargar tanto los libros que les van comprando los clientes, como los libros gratuitos que se lleguen a cargar como préstamo en la biblioteca o los gratuitos (de dominio público) el cliente se cargue de modo autónomo.
2. Sistemas cerrados: los libreros que venden aparatos en los que se pueden cargar exclusivamente los eBooks que ellos venden a través de una plataforma.
Barnes & Noble con su Nook y Sony comercializan aparatos que funcionan con el sistema abierto. En cambio, iTunes (Apple) con sus iPad o iPhone y Amazon con su Kindle responden al sistema cerrado.
Sin embargo, como se ha dicho antes, además hay fabricantes de eReaders “neutros” que no son empresas libreras y que se limitan a comercializar unos aparatos capaces de servir de soporte a texto en formatos compatibles con el dispositivo y, en muchos casos, acompañados de un software capaz de adaptar otros formatos para hacer esos textos compatibles con su sistema.
 

Efectos sobre las bibliotecas
¿Cómo afecta este panorama a las bibliotecas públicas? De varias maneras, ahora las posibilidades de ofrecer un servicio de préstamo de libros, cuando se trata de eBooks, empieza a depender de que los usuarios dispongan de un dispositivo de lectura y de que sea “abierto”.
¿No podría la biblioteca pública garantizar el acceso a los eBooks en préstamo a través de un servicio que incluyese también la provisión de los aparatos? Esta es una posibilidad que se está contemplando en algunos casos concretos. Desde la Fundación Germán Sánchez Ruipérez no se considera que la vocación de una biblioteca deba ser la de realizar este tipo de provisión, ni que sea el interés de la biblioteca enfrentarse a:
- las cargas económicas
- la incertidumbre sobre la evolución tecnológica
- al mantenimiento de un parque de estos dispositivos.
El Ministerio de Cultura de España ha iniciado una experiencia de préstamo de eBooks cargados en unos eReaders, que también son objeto de préstamo, como la propia Fundación Germán Sánchez Ruipérez lo ha venido realizando desde 2009. En ambos casos se trata de préstamos de carácter experimental que han exigido la provisión de los dispositivos, debido a la muy baja penetración de estos aparatos en nuestro mercado. Sin embargo, desde la Fundación se considera que deberá cerrarse la fase experimental en un momento que no resulte demasiado tardío, a fin de dar respuesta a una demanda que pronto presentará una cantidad significativa de lectores.
Antes o después las bibliotecas públicas deberían plantearse qué modelo de préstamo de eBooks van a querer y poder ofrecer. Vuelve a suscitarse, por tanto, el asunto de los sistemas abiertos y de los sistemas cerrados. La lógica parece indicar que debería aspirarse a implantar el modelo más compatible y abierto posible, pero sucede que los dos dispositivos con una notable mayor presencia en el mercado –iPad y Kindle– sirven exclusivamente de soporte a los libros que venden Amazon  y iTunes; son pues, sistemas cerrados.

La lógica del sistema cerrado: el caso de Amazon
Cabe preguntarse por las razones que explican esta estrategia de tipo cerrado. Podemos tomar como ejemplo Amazon porque es el mayor librero del mundo y hoy vende más eBooks que libros en papel. Si analizamos los argumentos usados desde el entorno más cercano a la empresa, en los foros y blogs dedicados a Kindle o a los eReaders, la síntesis podría ser la siguiente:
1. Amazon no tiene interés en vender Kindles a usuarios que no quieren comprar libros sino leerlos gratis.
2. Estos usuarios no son realmente clientes porque:
- Quieren leer libros gratis mediante el préstamo de la biblioteca
- Quieren leer libros gratis cargando títulos de dominio público en el eReader.
En este razonamiento se detecta que entre los nuevos agentes del sector del libro también se asienta de nuevo alguna de las miradas que ya antes ha sufrido el mercado bibliotecario desde el sector privado.
Junto a esas razones, un análisis somero pero un poco más matizado desde la perspectiva del modelo de negocio nos permite ver con mayor claridad su postura:
A Amazon le interesa que los usuarios de Kindle compren exclusivamente los libros de Amazon y por tanto, tratará de evitar que aquellos que compren su dispositivo estén habilitados para usar medios alternativos para llenar de contenidos (libros) su eReader.
¿Cuáles serían medios alternativos?
1. Otras plataformas de venta de libros en formato compatible con Kindle
2. Libreros de la competencia que también venden libros en formato ePub
3. Por supuesto, desde esta óptica, también las bibliotecas con sus préstamos.
Además de estos argumentos, hay que tener en cuenta que el modelo actual de explotación de Amazon se basa en una subvención cruzada: la compra de eBooks permite a la empresa vender los Kindles a un precio más barato de lo razonable según todos los costes de innovación y producción industrial de los dispositivos.
Obviamente, Amazon no sólo necesita que los propietarios de Kindle compren sus libros sino también que compren un número mínimo de libros para que la “subvención” (que probablemente supone un precio bajo coste) del aparato se amortice.
Aunque este modelo no es idéntico al de Apple también en este otro caso se darían condiciones similares de partida. Este enfoque es el que van a presentar los dos grandes vendedores de eBooks de este momento y, por lo tanto, actores principales en el ecosistema en el que próximamente  se van a tener que desenvolver las bibliotecas públicas.
 

Es ncesario establecer un modelo compatible con la función de las bibliotecas públicas

Las bibliotecas públicas tienen su razón de ser no tanto en los libros como en los lectores. Allá en dónde los lectores busquen colmar su deseo de leer, las bibliotecas deberán ofrecer los contenidos en esos soportes, trabajando desde la ética del servicio público. Esta obviedad sirve para colocar inmediatamente en relación al tejido bibliotecario con la oferta actual de eBooks.
No obstante, hoy aún no se ve el encaje de los procedimientos aplicados por parte de los grandes suministradores de eBooks en el terreno bibliotecario, con unos términos asumibles desde la perspectiva económica y desde el respeto a los principios que rigen la actividad de este servicio público de lectura.